16 junio 2014

Sigo encontrando canciones para que me cantes...

DE LAS TARDES

Es tu imagen de ayer como lo será del mañana,

mariposa de miel que exhorta en mis sueños,

invades mi aliento con toda tu sombra,

que frescas son las tardes dentro de tu boca.

De tras de tus alas mujer de tras de tus alas,

apenas ayer escondías bien tu infancia,

que dulce es saber que marcas tu siempre lo que en un momento dudé que pasara,

hoy vuelvo a tu cuerpo como a mi recamara y bebo tu aroma de mañana temprana,

no quiero que pase,

no quiero la tarde,

esa tarde en la que dejes de ser la caricia, la calma.

Hielo deshebra el calor de mis plazas, te busco y te encuentro en cada palabra.


Hace ya algunas semanas, que me llevan las mañanas, descifrarte en tu mirada y en tu voz.
que nunca he sabido cuanto me has contado y cuanto no, cuanto solamente lo imagino yo.

Cuanto tiene de ser cierto el paso a tus parques abiertos y a las frescas sombras de tu pabellón.
Luego todo lo respondería esa tarde que me des, aunque solamente sea por una vez.
De entre amores y distancias, de entre sueños sin sustancias, y entre todo lo que no ha llegado a ser.
Si me dieras una tarde para conversar mejor, desdibujando las ropas con que vistes tu rumor. Podría mirarme en tus ojos, si te asomas hasta mi, si te dieras una tarde, una tarde por aquí.


Si te tuviera una tarde para abrevarme en la voz, murmurante de tus fuentes, una tarde para dos.
Una tarde para siempre, por las tardes que no estás, por las tardes que no han sido y por las que ya no te vas.

Una tarde solamente de tu vida, tan solo un instante de tu juventud, unas horas de tus horas y salidas, al quizás de un mutuo encuentro que logremos ver adentro uno del otro, un quizás que tu volvieras realidad.

Una tarde que me dieras, cualquier tarde de este mes, para tardarme intentando, llevarte una y otra vez, aplicando con mis labios, en tus labios de canción, la balada del encuentro, del verano con la flor.

Quien te tuviera una tarde para andante recorrer: las veredas, los atajos en los campos de tu piel, recorriendo amante valles, lomas, cauces de agua y flor, conquistando tus llanuras, toda una puesta de sol.

Solo dame alguna tarde y yo me vuelvo una canción en tus labios, procurando y sorprendiendo por todo el atardecer, tu sonrisa más bonita, si te dejas conocer.



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